Las plantas de ajo, con su sabor único y sus beneficios para la salud, se utilizan ampliamente en la producción de alimentos. Su procesamiento en una fábrica requiere un enfoque sistemático para garantizar la calidad, la seguridad y la eficiencia. Aquí tiene una guía paso a paso fácil de entender.
Primero, la selección y la limpieza de la materia prima son fundamentales. Las fábricas comienzan clasificando las plantas de ajo frescas, eliminando las partes marchitas, amarillentas o dañadas. Solo se conservan las plantas sanas con tallos firmes y hojas verdes. A continuación, las plantas seleccionadas se someten a un proceso de limpieza de varias etapas: primero, se enjuagan con agua fría a alta presión para eliminar la suciedad, la arena y las impurezas superficiales. Después, se sumergen en una solución desinfectante suave de grado alimenticio durante 5 a 10 minutos para eliminar las bacterias. Finalmente, un segundo enjuague con agua limpia elimina cualquier resto de desinfectante, garantizando que las plantas sean seguras para su posterior procesamiento.
A continuación, se cortan y escaldan. Tras la limpieza, las plantas de ajo se envían a una cortadora mecánica, que elimina las puntas duras de las raíces y corta los tallos y las hojas en longitudes uniformes (normalmente de 3 a 5 centímetros, según las necesidades del producto, como para mezclas de condimentos o verduras enlatadas). Justo después del corte, el escaldado es crucial: las plantas picadas se sumergen en agua hirviendo durante 30 a 60 segundos. Este paso detiene la actividad enzimática que causa el deterioro, conserva su color verde brillante y suaviza ligeramente la textura. Tras el escaldado, se enfrían inmediatamente en agua helada para detener el proceso de cocción, lo que conserva los nutrientes y mantiene su textura crujiente.
En tercer lugar, se realiza la deshidratación o el procesamiento para obtener productos finales. Para las plantas de ajo deshidratadas (un producto común), los trozos enfriados se extienden en bandejas y se colocan en un horno de secado a baja temperatura (alrededor de 50-60 °C). El horno utiliza aire circulante para eliminar la humedad lentamente, tardando de 8 a 12 horas hasta que el contenido de agua se reduce a menos del 10 %. Esto hace que las plantas de ajo sean ligeras y estables. Como alternativa, algunas fábricas transforman las plantas de ajo blanqueadas en pastas o salsas: se muelen hasta obtener una textura fina, se mezclan con pequeñas cantidades de sal o aceite (para sabor y conservación) y luego se calientan para pasteurizar.
Finalmente, se realizan los controles de envasado y calidad. Las plantas de ajo deshidratadas se clasifican para eliminar cualquier residuo pequeño y se envasan en bolsas o latas herméticas para evitar la absorción de humedad. Las pastas o salsas se envasan en frascos o botellas esterilizados. Antes de salir de fábrica, cada lote se somete a pruebas de calidad: se verifican los niveles de humedad (para productos deshidratados), los niveles de pH (para salsas) y se garantiza la ausencia de bacterias dañinas. Esto garantiza que los productos finales de ajo sean seguros, sabrosos y tengan una larga vida útil.